El «Game Over» como parte esencial del videojuego

Prácticamente cualquier juego te hizo Chantaje emocional para que pudieras salvarlo de su inevitable muerte poniendo una moneda más. En Blue’s Journey vimos como tu personaje iba muriendo lentamente mientras te suplicaban con lágrimas que lo salvaras. O en Batman, para darte un ejemplo más popular, pusieron una foto de sus padres porque claro, Batman no pudo salvar a sus padres, pero tú no puedes salvar al pobre Batman.

¡He venido a divertirme, no a llorar!

Pero vamos, aquí no acaba la cosa. Misiles nucleares, Ninja Gaiden protagonizando una película de Saw, Spiderman siendo golpeado, o literalmente el personaje suplicando por su vida al jugador. Y, por supuesto, este juego terminado nos hace perder en cada arcade. Con el paso del tiempo, poco a poco estas pantallas se fueron inclinando hacia la sencillez porque ya estabas empezando a pagar por el juego completo, así que se acabaron esos tiempos en los que soñabas con los padres pobres de Batman.

Sin embargo, algunos desarrolladores quisieron seguir dedicando su esfuerzo a aquellos jugadores que perecieron en el intento. En el momento de Megadrive y Super Nes Recordamos juegos como Earthworm Jim, cuyo final parecía más una fiesta que la tristeza de morir en el intento. También recordamos al pobre Tarzán en su juego para PlayStation o Game Boy. En él vimos cómo el pobre acabó siendo comida para cocodrilos, tigres o, recordando las arcadas, viendo cómo sus peludos amigos acariciaban su último aliento.

Y los noventa no terminan aquí, porque no podemos olvidar juegos tan míticos como Guarida del Dragón o Corazón de la Oscuridad. Estos clásicos de la aventura gráfica ofrecieron tantos juegos como situaciones difíciles por las que pasó el personaje. Además, el hecho de que estuvieran animados facilitó las cosas, por lo que perder un botón significaba desbloquear un nuevo final. Por otro lado, algunos juegos se apoderaron del juego con humor como Sega rally. Este curioso juego de carreras se despidió de una forma un tanto peculiar, ¿tal vez para hacerlo un poco más «genial»?

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