Análisis de ScourgeBringer, el roguelite más frenético (PC, Xbox One, Switch)

La explosión de popularidad del roguelikes Y roguelites parece no haber fin entre desarrolladores indies y raro es el mes en el que un buen puñado de juegos de estas características no salen al mercado. Sin embargo, destacar en un género tan saturado y lleno de auténticas joyas no es fácil, por lo que la mayoría de estas propuestas acaban siendo arrastradas por la marea y olvidadas. Ya no vale la pena lanzar un «buen juego». Si te quieres pícaro Para tener éxito debes hacer algo sobresaliente o, al menos, lo suficientemente diferente como para destacarte del resto, una hazaña que no está al alcance de todos.

Entre toda esta avalancha ahora nos llega ScourgeBringer, un título que Después de varios meses en Early Access, finalmente ha llegado a su versión final para ser lanzada tanto en PC como en Switch y Xbox One.. Sin embargo, lo que empieza tan prometedor no tarda en diluirse y acaba convirtiéndose en «un roguelite más».

Acción desenfrenada

Su premisa no podría ser más sencilla: Explora el interior de una enorme estructura alienígena para desentrañar el misterio detrás de su apariencia.. Para ello, tendremos que abrirnos camino a través de diferentes salas en una aventura que combina acción y plataformas 2D con los turnos habituales que cabría esperar de un juego. roguelita, como la generación aleatoria de mapas o la muerte permanente que nos hará perder prácticamente todo lo que llevamos, obligándonos a iniciar nuestra odisea desde el principio, independientemente de lo lejos que hayamos llegado.

La cantidad de proyectiles que suelen volar por la pantalla hará las delicias de los amantes del shmup.

Lo primero que llama la atención del juego es su sistema de combate extremadamente ágil, fluido y espectacular. Nuestra heroína, Kyhra, es una guerrera capaz de moverse a toda velocidad por el escenario, lo que nos permite dar golpes rápidos y quedarnos con ellos en el aire, realizar saltos dobles e incluso sprints areos que, a pesar de no otorgarnos marcos invulnerabilidad, permitirnos esquivar y cerrar distancias con nuestros rivales. Para colmo, tenemos que sumar un arma de fuego para atacar a distancia y un golpe fuerte con el que podremos aturdir e interrumpir a los enemigos cuando preparen sus ataques, dejándonos con frenéticas batallas que nos obligarán a ir de un lado a otro. el escenario al otro. como un rayo que prioriza objetivos, esquiva trampas e innumerables proyectiles y corta todo lo que se mueve. Lo mejor de todo es que los controles son extremadamente finos y responden como un encanto, lo que se traduce en una experiencia muy satisfactoria.

Esta primera carta de presentación es fantástica y llama nuestra atención desde el principio, pero desafortunadamente el título casi siempre va de mayor a menor. Desde el principio, encontramos la variedad nula que presume. Para salir de las habitaciones a las que entramos tenemos que vencer a todos los enemigos que hay en ellas, algo que no parecería nada malo si no fuera por el diseño de estas habitaciones y la distribución de los enemigos se repite con demasiada frecuencia. Adicionalmente, Apenas hay eventos aleatorios que le den algo de «chicha» y variedad, y las mejoras que obtendremos en forma de nuevas armas y equipos o bendiciones no son especialmente interesantes, resumiendo la gran mayoría en incrementos de nuestras estadísticas, pero nada demasiado diferenciador o que nos obligue a jugar de forma diferente para adaptarnos a lo que conseguimos en cada juego. Como es de suponer, esto acaba convirtiendo cada uno de nuestros intentos de llegar al final en una monótona sucesión de habitaciones semicónicas dispuestas en un orden diferente.

Desafortunadamente, Algo similar ocurre con los combates, con una variedad limitada de tipos de enemigos. (al menos para los estándares del género) y una progresión de su mecánica que se estanca demasiado rápido. Eso sí, no queremos que te confundas, ya que tenemos que destacar que pelear es una experiencia divertida y eso es lo que logra sostener todo el juego, convirtiéndolo en algo entretenido a pesar de sus defectos, sobre todo cuando los jefes entran en escena. con patrones muy reconocibles que debemos aprender de memoria para no sufrir demasiado daño.

Al completar el juego podremos volver a afrontar el desafío
Al completar el juego podremos volver a afrontar el desafío con algunas penalizaciones para que nuestro personaje tenga menos vida o reciba más daño.

Donde sé que destaca el título es en su apartado visual gracias a un trabajo de arte de pixel sorprendentemente bueno y mimado. Si bien los escenarios no son nuestro libro sagrado, el sprites Nuestra heroína y enemigos están increíblemente bien animados, haciendo del juego un verdadero espectáculo cuando lo vemos en movimiento y volamos de un lado de la pantalla a otro destruyendo todo a la velocidad de la luz.

En cuanto a su banda sonora comentar que utiliza temas muy malos y «metaleros» que, a pesar de ayudar a incrementar el frenesí de los combates, no se adaptan del todo al tono del juego. Además, no nos han parecido especialmente inspirados, por ser demasiado similares entre sí, hasta el punto de que nos ha costado distinguir unos de otros. Los efectos se limitan al cumplimiento y no hay doblaje de ningún tipo.

Conclusiones

ScourgeBringer es un juego que apuesta fuertemente por ofrecernos un buen sistema de combate y un desafío a la altura, pero te olvidas de construir un roguelita alrededor del cual realmente nos invita a seguir jugando y a volver a intentarlo una y otra vez, por lo que su mecha se agota demasiado pronto. Como decimos, la acción que nos ofrece es lo suficientemente buena como para entretenernos y hacernos pasar un buen rato, pero no esperes que te enganche o te pille al mismo nivel que los mejores de su tipo.

Realizamos esta revisión después de jugar el juego en Xbox One gracias a una suscripción activa a Xbox Game Pass.

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