Jeannette Jara (PC). El ministro “estrella” de Boric que negocia los derechos de los trabajadores en cenas de lujo con empresarios

Jeannette Jara (PC).  El ministro “estrella” de Boric que negocia los derechos de los trabajadores en cenas de lujo con empresarios

  1. Mundo de los Trabajadores de Chile

El gobierno se está preparando para intentar aprobar una reforma de las pensiones, que esencialmente mantendrá intacto el actual sistema de capitalización individual. En estas negociaciones, el papel protagonista lo ha desempeñado la actual ministra de Trabajo, recientemente cuestionada por negociar a espaldas de los trabajadores a los que dice representar con empresarios en la mesa del lobby de derecha Zalaquett.

¿Quién es Jeannette Jara? El reciente escándalo en el que se ha visto envuelta por su participación en cenas en casa de Zalaquett con destacados empresarios la ha vuelto a situar en el foco mediático. Su vertiginosa carrera política en el gobierno de Boric la ha convertido en una figura indispensable de la Jet Set del Partido Comunista. Con dos victorias legislativas en su haber, la «reducción de jornada» y el «aumento del salario mínimo», en un gobierno con pocos éxitos, la han catapultado al propio comité político del Palacio de La Moneda.

Actualmente lidera, junto al Ministerio de Hacienda que encabeza Mario Marcel, la estrategia gubernamental para lograr la aprobación en los próximos días de la reforma previsional impulsada por la actual administración en la Cámara de Diputados. Pero la carrera política de Jeannette Jara no comenzó con este gobierno. Durante la administración neoliberal de Bachelet, la actual ministra jugó un papel importante en la Subsecretaria de Seguridad Social, conocida por sus políticas desfavorables hacia los trabajadores. Antes, se destacó como líder estudiantil al presidir la FEUSACH durante las movilizaciones estudiantiles de 1997. Luego de una campaña municipal fallida en 2021, Jeannette Jara se sumó al gobierno de Boric como nueva ministra de Trabajo.

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En su figura, la actual Ministra de Trabajo refleja la actual dirección del Partido Comunista. Alejado del sistema político en los primeros años de la transición, el PC recurrió a los movimientos sociales para ganar en las calles la influencia política que el régimen le negaba. Desde entonces, el Partido Comunista lideró el descontento contra el sistema neoliberal, convirtiéndose en el partido con más votos en la alianza de gobierno.

La influencia que el Partido Comunista ganó en las calles lo convirtió en una pieza clave de los intentos de los partidos neoliberales de darle estabilidad y legitimidad al proyecto de la burguesía para cerrar la crisis política. Esta integración comenzó con el llamado Pacto por Omisión en 2010, que permitió al PC tener una bancada parlamentaria. Posteriormente, el PC aumentó su presencia parlamentaria y municipal, y su ingreso al gobierno de Bachelet le otorgó ministerios y cargos en el Estado.

Desde entonces, el Partido Comunista no ha hecho más que aumentar su influencia en el Estado y su número de votos. Esto ha generado una idea de «infalibilidad», una confianza excesiva que lleva a defender los cambios bruscos de rumbo del partido sin recibir más que algunas críticas aisladas. La burocracia del partido se ha acostumbrado a la comodidad de los escaños parlamentarios, y cada decisión se basa en el interés conservador de sus miles de funcionarios públicos, líderes sindicales y políticos que buscan mantener sus posiciones. Defienden casi como un principio y un avance para la clase trabajadora que el partido pueda tener estas posiciones.

Pero ¿toda esta influencia ha servido efectivamente para promover los derechos de los trabajadores? Durante el gobierno de Bachelet, en el que participó el PC, estos derechos no avanzaron. Incluso en situaciones como la rebelión de las bases durante el paro del Colegio de Profesores a finales de 2014, cuando el presidente del magisterio, Jaime Gajardo (PC), intentó bajar por decreto la movilización de los trabajadores de la educación contra la gobierno de la Nueva Mayoría. Esta situación generó un enorme descontento entre las bases, y a pesar de que el primer intento de contener la movilización fue frustrado, la dirección del PC utilizó todos los medios para impedir su triunfo, aceptando la carrera docente que se ha traducido en una mayor precariedad laboral de los docentes. .

Para preservar sus escaños parlamentarios, el PC nos insta constantemente a conformarnos con cualquier alianza política alternativa, incluso si termina adoptando el programa de la derecha. ¿Qué es ella sino una ministra de Trabajo, un miembro de un partido que supuestamente representa a la clase trabajadora, charlando casualmente con los dueños de negocios y negociando con ellos a espaldas de los trabajadores? Jeannette Jara personifica lo mejor de la política de acuerdos, de la cultura política de la vieja Concertación, donde cualquier concesión al gran capital se justifica por unas migajas para los trabajadores.

El reciente acuerdo SQM-CODELCO, que garantiza un jugoso negocio durante varias décadas al yerno de Pinochet, Ponce Lerou, fue justificado por el Partido Comunista como una «ganancia», legitimando el saqueo de los recursos naturales con mayor participación estatal, que La práctica sólo implica tener más funcionarios con salarios millonarios en las sillas de una empresa «mixta». Tampoco podemos olvidar que durante la pandemia el PC permaneció en la más vergonzosa pasividad mientras los derechos de los trabajadores eran gravemente vulnerados con la agenda de precariedad y flexibilización laboral que Piñera aprovechó de aprobar con la excusa de la cuarentena. Aún más vergonzoso fue su compromiso en la actual administración con la estrategia de Mario Marcel para contener la inflación, que significó una caída drástica de los salarios de la clase trabajadora y de los sectores medios que aún no logran recuperarse, para preservar las ganancias empresariales.

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La comodidad de la burocracia del Partido Comunista en los escaños parlamentarios y su voluntad de negociar con los empresarios, incluso a expensas de los supuestos principios fundacionales del partido, plantean dudas sobre la autenticidad del compromiso del PC con la clase trabajadora. La historia reciente, marcada por concesiones a la elite empresarial, como el caso SQM-CODELCO, sugiere que dicho partido efectivamente está cada vez más comprometido con la defensa del régimen neoliberal.

Este sometimiento del PC a la agenda neoliberal no debe dejarnos en una actitud pasiva a quienes proponemos construir una alternativa política para la clase trabajadora. La crítica activa al papel desempeñado por el actual Ministerio de Trabajo y el gobierno del cual el PC es uno de sus pilares fundamentales debe orientarse ahora más que nunca a recuperar nuestros sindicatos, organizaciones sociales y juveniles para poder organizarnos y poner fin fin de un régimen que día a día nos condena a la miseria.

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