Así administro las notificaciones para mejorar la calidad de vida

Así administro las notificaciones para mejorar la calidad de vida

  • Recibir decenas y decenas de notificaciones al día en nuestro iPhone es sinónimo de tener decenas y decenas de interrupciones

  • Desde que apliqué el modo más restrictivo de iOS, mi salud mental y mi productividad han aumentado

Tener un iPhone no significa ser su esclavo. De hecho, debería ser más bien al revés, un avance tecnológico a nuestro servicio, que es para lo que fue diseñado. Sin embargo, como tantos otros, reconozco que a lo largo de los años Me convertí en un adicto al móvil. Y cuando quise dejarlo un poco, volvió a mí.

El infierno de notificaciones que recibí me hizo tener que prestarles atención constantemente. Sabía que ni siquiera la mitad de ellos eran importantes, pero aun así lo miró. Porque sí, una vez sabemos que hemos recibido un mensaje o una alerta de cualquier app, nos mata la curiosidad. Y aunque sepamos que no va a ser importante, ¿qué pasa si al final lo es? Spoiler: casi nunca lo es.

Un día con 300 notificaciones es un día con 300 interrupciones

No es que mi flujo de trabajo requiera que esté completamente alejado del mundo y viva inmerso en una burbuja de concentración. Mi trabajo, como tantos otros, requiere atención, aunque no de forma que no pueda mirar hacia un lado de vez en cuando. Sin embargo, noté cómo tanto en mi trabajo como en mi tiempo libre miraba demasiado mi celular y no fue tanto por iniciativa propia sino porque había recibido una notificación.

Algo de lo que puedo presumir de mi formación digital (siempre autodidacta) es que me he vuelto muy consciente de la necesidad de recibir alertas de todas y cada una de las aplicaciones. Desde WhatsApp, Telegram o mi aplicación de correo electrónico, vale, pero poco más. Básicamente porque la mayoría son ofertas y promociones de tiendas o restaurantes, así como apps que no hemos abierto ese día y nos llegan con cualquier excusa para que las abramos.

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De la manera más extraña, un día me desperté y comencé a contar cuántas notificaciones recibía. No fue un plan premeditado. Literalmente me desperté ese día y me di cuenta. Y gracias a Dios. Los estaba contando todos y anotándolos en una nota. Todo desde las seis y media de la mañana hasta casi medianoche. El resultado: casi 300 notificaciones.

Y eso en un día de trabajo, pero no penséis que en un día de descanso es un ritmo más bajo, ya que hice el mismo cálculo un sábado y me cansé al llegar a 200 (y no era ni medio). tarde todavía). Aquella prueba, que empezó casi al azar y sin pretensiones, llegó a darme una conclusión: tenía que cambiar mis hábitos.

Casarme con 'No Molestar' es la mejor decisión de mi vida digital

No tuve que arrodillarme para pedirle que se casara conmigo, ni tuve que ir a Cupertino a pedir su mano a los ingenieros de software de Apple. La chispa entre el modo No molestar de iOS y yo fue instantánea y solo me tomó un par de minutos configurarlo. Normalmente no soy una persona de blanco y negro, ya que siempre creo en el término medio, pero en este caso Elegí silenciar absolutamente todas las notificaciones, excepto las llamadas..

¿Porque? Bueno, por una razón básica que creo que puedo compartir con muchas otras personas: Si hay algo importante que debo saber, me llamarán.. No quiere decir que no haya recibido mensajes de Telegram o WhatsApp que no sean importantes durante este tiempo, pero quienes los envían saben que si realmente requieren de mi atención inmediata, pueden llamarme y los atenderé de inmediato. Si no, los leeré cuando pueda. O mejor dicho, cuando quieras.

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Y en eso último está la clave, en Yo decido cuándo y qué notificaciones leo. Es la forma en la que dejo de ser esclavo del iPhone, permitiéndome así ser quien decida en cada momento si tengo ganas de tirarme al barro a leer anuncios o si, por el contrario, prefiero dedicarme tiempo para trabajar o mi tiempo libre.

A estas alturas estarás pensando: «¿Qué pasa si me pierdo una notificación de trabajo importante?» Pues nada porque, al menos en mi caso personal, no hay posibilidad de que alguna vez pierda algo así. Durante mi agenda de trabajo siempre estoy frente al Mac con todas las aplicaciones necesarias para mi comunicación con los compañeros, por lo que no me perderé avisos de ningún tipo. Y si tengo que salir por algún motivo, sí trato de estar pendiente del móvil. Y en cualquier caso, como ocurre en mi ámbito personal, mis compañeros y jefes saben muy bien que pueden llamarme si requieren atención urgente e inmediata.

Las ganancias para la salud mental superan el conocimiento de los últimos chismes de mis amigos más tarde.

Como expliqué anteriormente, recibía muchas notificaciones a diario y la mayoría eran banales. Confieso haber sentido algo de miedo durante los primeros días y semanas cuando comencé a poner en práctica el (casi) silencio total de mi iPhone. Sin embargo, ese miedo no era más que la excusa que nos imponemos para estar siempre atentos a cada aviso que recibimos.

Mi definición de tranquilidad (Imagen generada con DALL-E 3)

Evidentemente no quiero decir que todos los casos sean iguales y cada uno tiene sus particularidades. Sin embargo, Te invito a hacer el mismo ejercicio de contar cuantas notificaciones recibes diariamente. En mayor o menor medida, estoy seguro de que la información te sorprenderá. Y por supuesto, también apuesto a que en muchas de esas situaciones dejas lo que estás haciendo para echar un vistazo al iPhone. Probablemente más veces de las que te gustaría.

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Tal como están las cosas no he inventado nada, pero casi sin querer he podido comprobar de primera mano lo imprescindible que es el ejercicio de poner una barrera entre el iPhone y nuestra vida. Sobre todo porque Esto no significa vivir desconectado. De lo contrario. Vivo más conectado que nunca, tanto con mis seres queridos como con otros acontecimientos que ocurren en las redes sociales. La clave es decidir cuándo queremos conectarnos.

Imagen de portada | Álvaro García M. con DALL-E 3

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