¿Tu celular está lento? Con estos trucos podrás darle vida
Es el momento más temido para el dueño de un móvil: el viejo iPhone cualquiera Androide Empieza a cojear y no abre aplicaciones tan rápido como al principio. ¿Obsolescencia programada? ¿Aplicaciones cada vez más exigentes en recursos? No nos vamos a volver locos intentando averiguar la causa, pero lo cierto es que hay que tomar una decisión ante ese móvil que te pone de los nervios.
¿Debería comprar otro? No hay duda de que adquirir un último modelo solucionará tus problemas de rendimiento de un solo golpe, pero es posible que estés matando moscas a cañonazos. ¿Hay algo que pueda hacer para alargar la vida útil de un teléfono cuando empieza a retrasarse? Vamos con algunos consejos para aplicar antes de solicitar la Visa.
Pasos a seguir antes de retirar tu teléfono
Actualizar el sistema operativo
Los desarrolladores trabajan duro y constante para mantener los sistemas operativos optimizados (y libres de riesgos). En este sentido, la primera máxima debería ser asegurarnos de que nuestro teléfono móvil ejecuta la última versión del mismo. ¿Por qué razón? Estas actualizaciones son vitales ya que aumentan significativamente el rendimiento, la seguridad y la experiencia general del usuario.
Estas mejoras se pueden traducir en una mayor velocidad y eficiencia del teléfono, además de introducir nuevas funciones que enriquecen la experiencia del usuario. Lo mismo ocurre con las aplicaciones y mantenerlas actualizadas es fundamental. Estas nuevas versiones frecuentemente corrigen errores y optimizan el uso de los recursos del sistema, lo que se traduce en una mejor compatibilidad y rendimiento del dispositivo.
En resumen, para mantener en óptimas condiciones un dispositivo móvil, ya sea Android o iPhone, es fundamental realizar actualizaciones periódicas tanto del sistema operativo como de las aplicaciones. Estas actualizaciones garantizan no sólo un rendimiento mejorado y una seguridad reforzada, sino que también brindan acceso a las últimas innovaciones y mejoras, enriqueciendo la experiencia móvil de manera integral.
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Mantén las aplicaciones a raya
¿Tienes todas las aplicaciones que quieres tener? ¿Y usas la mayoría de ellos? Con el tiempo, es común acumular una cantidad de aplicaciones que ya no se utilizan. Estas aplicaciones no sólo ocupan un valioso espacio de almacenamiento, sino que también pueden tener un impacto negativo en el rendimiento general de su dispositivo, especialmente si parte de su actividad ocurre en segundo plano:
– Consumo de memoria– Muchas aplicaciones, incluso cuando no están en uso activo, pueden continuar ejecutándose en segundo plano, consumiendo RAM, un recurso limitado en los dispositivos móviles. Tener demasiadas aplicaciones abiertas o en espera reduce la cantidad de memoria disponible para las aplicaciones que realmente necesitas usar, lo que puede terminar ralentizando tu dispositivo.
– Uso de CPU: Estas aplicaciones que se ejecutan en segundo plano no solo consumen memoria, sino también potencia de procesamiento, por lo que la CPU del teléfono trabaja más de lo necesario, lo que reduce la eficiencia y la velocidad de respuesta del teléfono.
– Impacto en la batería: Y por último, pero no menos importante, las aplicaciones que se ejecutan constantemente, incluso en segundo plano, requieren energía constante para hacerlo, algo que se nota en la duración de la batería. Esto es más evidente si notas que tu teléfono se calienta excesivamente incluso cuando no tienes ninguna aplicación ejecutándose. En este sentido, eliminar aplicaciones innecesarias puede ayudar a alargar la vida útil de la batería de tu smartphone.
Aumentar el espacio de almacenamiento
Una de las razones por las que un teléfono móvil puede ralentizarse es porque su procesador apenas tiene margen de maniobra y además del mencionado consumo de memoria, el espacio de almacenamiento puede jugar una mala pasada. Así, es posible que ni siquiera puedas actualizar una aplicación o el propio sistema operativo. ¿Por qué pasó esto? Las aplicaciones no sólo ocupan espacio mediante la instalación, sino también mediante los datos y archivos que almacenan. Al desinstalar aplicaciones que no usas, liberas espacio de almacenamiento valioso, lo que puede ayudar a mejorar el rendimiento del dispositivo.
Del mismo modo, las aplicaciones que no se utilizan, pero que aún están instaladas en el dispositivo, a menudo se actualizan automáticamente, ocupando aún más espacio con nuevos datos y cachés. Al eliminar estas aplicaciones, evitas la acumulación innecesaria de estos datos.
Las tres R del rendimiento: comprobar, reiniciar, restaurar
Al final, no existe una solución mágica y, tarde o temprano, te verás obligado a revisar y actualizar tu teléfono. Pero hasta entonces, puedes seguir intentando alargar su vida útil con una secuencia sencilla que, para que sea fácil de recordar, simplificaremos en el método de las tres R:
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Verificar: Elimina todo lo que no sea imprescindible y ya no nos referimos sólo a las aplicaciones antes mencionadas, sino también a fotografías, documentos, vídeos o cualquier otro material que esté consumiendo recursos sin aportar nada a cambio. ¿Qué me aporta tener aplicaciones que hace meses que no abro? ¿Y fotografías repetidas o borrosas? Al principio es normal que el móvil gestione con facilidad estos “excesos” pero con el paso de los años se empiezan a notar los efectos de ese exceso de material.
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Reanudar: En el mundo de la tecnología no existe solución más efectiva que el popular “apagar y encender”. Y aplica para todo: si el wifi de tu casa va lento, lo primero que te sugerirá el soporte será que reinicies el router; Si la cafetera te da un mensaje de error, prueba a desconectarla y enchufarla; Qué podemos decir de los ordenadores y, por supuesto, de los teléfonos móviles. Un reinicio obliga a cerrar procesos que se han quedado atascados y acaban ralentizando el sistema y siempre es bueno, aunque sea preventivo.
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Restaura: Sin embargo, a veces el reseteo no es suficiente y hay tanta ‘basura’ acumulada en el dispositivo que la solución mágica que le queda a su dueño es devolverlo al estado de fábrica. Un ‘hard reset’ borra absolutamente todo el contenido del teléfono que no sea el que venía de fábrica y, sobre el papel, esto debería devolverlo a la vida. Decimos “debería” porque no es necesariamente así: el paso de los años hace que los sistemas operativos se actualicen y optimicen para procesadores más potentes y lo mismo puede decirse de las apps. Al final el hardware funciona hasta donde llega, pero en algún momento nos veremos obligados a renovarlo; La clave es alargar este periodo al máximo.