Tres investigadores boricuas estudiarán la habitabilidad de Marte
Alejandro Soto no puede afirmar si hay o hubo vida en Marte. Sin embargo, lo que espera proponer es dónde en el planeta rojo eso habría sido más probable.
Gracias a una subvención de $100,000 de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, en inglés), Soto colaborará con otros dos científicos boricuas para estudiar, durante tres años, las condiciones ambientales de Marte y su potencial para sustentar formas de vida.
“Estas subvenciones son bien competitivas”, dijo Abel Méndez, coinvestigador de Soto y fundador del Laboratorio de Habitabilidad Planetaria en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo. “Uno está acostumbrado a someter una propuesta dos, tres o cuatro veces. Pero esta la sometimos una vez y, ¡bingo!, se dio”.
PUBLICIDAD
CONTINÚE PARA VER MÁS CONTENIDO
Ed Rivera Valentín, otre coinvestigadore y profesional del Laboratorio de Física Aplicada en la Universidad Johns Hopkins, celebró la subvención con un tuit que decía “¡Wepa!” y estaba repleto de puntos de exclamación y banderas puertorriqueñas. Además de la competitividad del premio, había otra razón para celebrar: “Esta es la primera vez que estoy en una propuesta en la que los investigadores todos somos boricuas”, dijo Rivera Valentín.
Cuando comenzó su carrera, Rivera Valentín no encontró representación puertorriqueña entre los becarios de la NASA. “Esto dolió, ver que no había nadie”, compartió. Soto sintió lo mismo. “Hace ocho años, estaba hablando con un colega sobre la falta de representación boricua en el campo”, relató. “Mi colega me respondió: ‘¡Tienes que conocer a Ed!’”.
Los dos investigadores se conocieron poco después y también se conectaron con Méndez. “Nos dimos cuenta de que nuestras habilidades eran complementarias y que podríamos hacer una investigación interdisciplinaria. El hecho de que todos tengamos esta conexión con Puerto Rico es como la maravillosa cereza del postre”, destacó Soto.
En búsqueda del “último hábitat”
Hoy por hoy, Marte tiene una temperatura promedio de -80 grados Fahrenheit y está constantemente bombardeado por radiación ultravioleta. Bajo estas condiciones, no es sorprendente que no se hayan encontrado señales de vida actual en el planeta.
Sin embargo, el ambiente en Marte no siempre ha sido tan hostil. Su clima ha evolucionado durante millones de años debido a cambios en su eje y atmósfera.
“En el estudio, lo que vamos a tratar de determinar son los últimos hábitats. Es decir, los últimos lugares en el planeta donde hubo las condiciones de temperatura y de agua líquida, donde algo pudiera vivir”, dijo Méndez. “Si se identifican estos lugares, pues son lugares de prioridad para misiones planetarias para, entonces, explorar el subsuelo y sacar muestras a ver qué hay preservado ahí”.
Es un desafío identificar estos “últimos hábitats” entre una superficie de casi 56 millones de millas cuadradas del planeta a lo largo de 10 millones de años, pero cada investigador aporta su pericia al esfuerzo.
Rivera Valentín empezará buscando señales de sales entre los datos recolectados por misiones anteriores de la NASA a Marte. Para hallar indicios de vida, “la NASA tiene esta filosofía de ‘seguir el agua’”, dijo le investigadore. Aunque no se ha encontrado agua líquida en la superficie de Marte, sí se han detectado sales que probablemente fueron dejadas por agua evaporada. “Yo empezaría diciendo: ‘Aquí hay estas sales’”, explicó Rivera Valentín. “Esta información se la pasaría a Alejandro (Soto) que me puede decir cuándo, miles de años atrás, esta sal pudiera ser líquida”.
Por su parte, Soto utilizará una supercomputadora para hacer dichas estimaciones. Ya ha desarrollado un “modelo de paleoclima” que simula el ambiente de Marte. El modelo considera variables como la radiación solar, la concentración de dióxido de carbono y el eje del planeta, entre otros. Soto empleará este modelo en la investigación para simular las condiciones de Marte hace 10 millones de años y observar cómo han ido evolucionando con el paso del tiempo. Obtendrá datos sobre la humedad y la temperatura a lo largo del período modelado y los compartirá con Méndez.
Para completar el proceso, Méndez realizará cálculos de la habitabilidad de los lugares identificados por Rivera Valentín utilizando los datos proporcionados por Soto. “Queremos saber qué tan bueno es cada ambiente para una forma de vida”, dijo Méndez. “Puede ser un ambiente que esté en el límite de la supervivencia, puede ser un ambiente muy bueno…”. Creará una lista de los lugares más prometedores y la compartirá con la NASA para orientar futuras investigaciones en el planeta rojo.
La subvención también incluye fondos para que un estudiante graduado colabore con Méndez en el proyecto. El profesor animó a todos los interesados a ponerse en contacto con él para continuar aumentando la representación boricua en el campo de las ciencias planetarias.
La autora estudia Biología y es becaria de la American Association for the Advancement of Science en El Nuevo Día.