Salí de Hong Kong para un descanso. En cambio, he estado atrapado con mis padres durante meses
Mi pasatiempo es un poco diferente. Hice cinco tipos diferentes de pan el fin de semana pasado. Este fin de semana tenemos grandes planes para dar un paseo.
He vivido en ciudades distintas de mi madre y mi padre durante casi toda mi vida adulta. Después de tantos años de contacto solo a través de llamadas telefónicas intermitentes, durante un mes mis padres fueron básicamente las únicas personas con las que hablé personalmente.
A finales de enero, cuando la epidemia de coronavirus se volvió cada vez más grave en China continental, la oficina de CNN en Hong Kong estaba en gran parte cerrada y me pidieron que trabajara desde casa. Inicialmente, me gustaba usar pijamas durante las reuniones de trabajo. Pero a medida que pasaban las semanas, mi estudio de 370 metros cuadrados parecía más pequeño y los días laborables y fines de semana se fusionaron.
A principios de marzo, decidí trabajar desde la casa de mis padres en Nueva Zelanda durante dos semanas.
Dejé al gato con un amigo dispuesto y fui a Nueva Zelanda, que en ese momento solo tenía unos pocos casos. Tuve la visión de jugar en equipo hermano y pasar tiempo con mi mejor amigo. Aunque mis padres tienen más de sesenta años, son saludables y saludables, y no sentimos que los estuviera poniendo en riesgo.
Para mí, los desafíos fueron más pequeños. Hubo momentos en que, por ejemplo, cuando me pidieron que ordenara la habitación, sentí que estaba retrocediendo en el tiempo.
Pero en muchos sentidos no se trata de ser un adolescente otra vez. Todo es nuevo.
Mamá camina y cubre todo lo que otros planean. El grupo de WhatsApp para nuestra calle, que fue creado con el fin de una pandemia, nos informa sobre las últimas noticias («Las currucas grises se dieron cuenta afuera»).
Todos los días, siempre escuchamos a la tranquila directora general de salud de Nueva Zelanda, Ashley Bloomfield, anunciando los últimos números de casos de coronavirus. Por la noche, a menudo sacamos el periódico ese día y resolvemos el cuestionario de conocimiento general, que es un elemento permanente de la cultura de la oficina de Nueva Zelanda.
Cuando mi familia mira este período turbulento, es difícil saber qué sacaremos de él. Quizás nos aliviará que haya terminado. Pero esperemos que lo veamos como un momento en el que podemos aprender a convivir como adultos, un momento en que mis padres no solo eran mi mamá y mi papá, sino también mis colegas de trabajo.