¡Por primera vez! Una imagen real del agujero negro de la Vía Láctea

¡Por primera vez!  Una imagen real del agujero negro de la Vía Láctea

Observar un agujero negro fue durante muchos años observar una fórmula matemática o una ilustración. Las imágenes reales no se conocieron hasta principios del año 2019, cuando la de la galaxia M87 fue fotografiada por el Event Horizon Telescope (EHT).

Como es una colosal concentración de masa (que produce un «rip» o curvatura en el espacio-tiempo) ni siquiera la luz puede escapar de allí. Es en ese sentido que es imposible verlo. Lo que queda a la vista es su entorno, lo que da como resultado una sombra central rodeada por un anillo luminoso de fotones y gas caliente.

La Vía Láctea, la galaxia en la que se encuentra la Tierra, tiene en su interior un agujero negro supermasivo llamado Sagitario A*, del cual la primera imagen real se conoció hoy 12 de mayo.

“Esta es la primera imagen de Sagitario A*, el agujero negro supermasivo en el centro de nuestra galaxia, que es cuatro millones de veces más masivo que el Sol. Presentamos la primera prueba visual directa de su presencia”, declaró Sara Issaoun, investigadora del Centro de Astrofísica de Harvard, durante una de las ruedas de prensa del equipo del EHT.

Estos hallazgos también fueron publicados en una edición especial de la revista científica «The Astrophysical Journal Letters», brindan evidencia abrumadora y brindan pistas sobre el funcionamiento de tales gigantes que, se cree, residen en el centro de la mayoría de las galaxias.

Según los más de 300 científicos de 80 centros que participaron en el estudio, este agujero “pesa” unos cuatro millones de masas solares, apretada en una región no más grande que nuestro sistema solar, a 27.000 años luz de nuestro planeta.

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confirmar lo predicho

Los científicos ya habían visto estrellas orbitando alrededor de algo invisible, compacto y muy masivo en el corazón de la Vía Láctea, lo que sugiere fuertemente que este objeto, conocido como Sagittarius A* (Sgr A*, pronunciado “sadge-ay-star”), era un agujero negro.

“Nos sorprendió lo bien que el tamaño del anillo coincidía con el predicciones de la teoría de la relatividad General de Einstein”, dijo el científico principal del proyecto EHT, Geoffrey Bower, del Instituto de Astronomía y Astrofísica, Academia Sínica (Taipei). «Estas observaciones sin precedentes mejoran en gran medida nuestra comprensión de lo que sucede en el centro de nuestra galaxia y ofrecen nuevos conocimientos sobre cómo los agujeros negros gigantes interactúan con su entorno».

¿Cómo es posible observarlo?

Para observar un objeto tan lejano como este se requiere una telescopio del tamaño de la tierra, algo que de forma virtual o equivalente es lo que se consigue con la EHT.

Este telescopio está compuesto por ocho radiotelescopios ubicados en Chile, Estados Unidos, México, España y el Polo Sur, aunque los dos principales son ALMA en Chile, operado por el Observatorio Europeo Austral (ESO) con otros socios internacionales, y el del Instituto de Radioastronomía Milimétrica ( IRAM) en Sierra Nevada (Granada).

El EHT observó a Sgr A* varias noches y recopiló datos durante muchas horas seguidas, de forma similar al uso de un largo tiempo de exposicion en una cámara

Finalmente, a través de una técnica llamada interferometría de base muy larga (VLBI, con la que se utilizan operaciones matemáticas en lugar de lentes) las señales de todos los radiotelescopios se han combinado y sus datos han sido procesados ​​por algoritmos y superordenadores para reconstruir la mejor imagen posible.

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Agujeros negros y Premio Nobel de Física

Los agujeros negros son los objetos más extremos del universo. En 2020, tres investigadores compartieron el Premio Nobel de Física por sus avances en la comprensión de estos objetos: Roger Penrose, por descubrir que la formación de un agujero negro es una sólida predicción de la Teoría General de la Relatividad de Einstein; y conjuntamente Reinhard Genzel y el profesor Andrea Ghez, por encontrar el que está en el centro de la Vía Láctea.

Hasta ahora, las órbitas de las estrellas eran la prueba más convincente de que un agujero negro supermasivo acechaba en Sagitario A*.

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