Marcos Barraza, PC convencional: «Sería un error histórico que el PS ceda ante algunos senadores y no se sume al Apruebo»

El próximo 17 de mayo inician los trabajos de la Comisión de Normas Transitorias, de la cual formará parte. Aunque lo convencional Marcos Barraza (Chile Digno) no quiere profundizar en las propuestas sobre este tema, aborda el rol de su partido, el PC, en el trabajo de la Convención. En esta entrevista reafirma su posición por el visto bueno de cara al plebiscito de salida y afirma que sería un error del Partido Socialista no tener una posición institucional clara al respecto.
A pocos días de que comience el proceso transitorio y de armonización, ¿qué tan satisfecho se siente con el trabajo realizado por el CP en la Convención?
Hemos logrado posicionar temas importantes en materia de derechos sociales, sistema político, fortalecimiento de territorios. No sé si estamos satisfechos, pero estamos haciendo un trabajo acorde con el mandato social.
El PC ha sido criticado por el Colectivo Socialista, la Coordinadora Plurinacional, entre otros, porque acusan que han sido un escollo para llegar a acuerdos. ¿Cómo evalúas eso?
No, no lo vemos así. Cada grupo tiene sus convicciones y actúa de acuerdo a ellas. Eso es absolutamente legítimo. Sin ir más lejos, teníamos un modelo institucional legislativo de carácter unicameral y transitamos hacia un bicameralismo asimétrico. Hemos asistido no a uno, sino a tres convenios y hemos ido perdiendo posiciones.
¿No han sido intransigentes?
De ningún modo. Hemos hecho posibles importantes acuerdos dentro de la Convención.
Parece que la izquierda se entusiasmó con la idea de ser mayoría en la Convención. ¿No es arriesgado en el entendido de que es una mayoría circunstancial?
Yo no diría que es una mayoría circunstancial. Aquí se expresa una mayoría nacional que quiere una nueva Constitución.
Me refiero a que en el Congreso no tienen mayoría y no están seguros de tenerla en futuras elecciones.
La política es un marco institucional, es un movimiento social, son organizaciones sociales, son reivindicaciones territoriales y, en ese sentido, la Convención mezcla correctamente esa visión integral. Lo que pertenece a la minoría es la posición de la derecha que defiende la Constitución que va a caducar.
¿No le preocupa que, al no tener mayorías en el Congreso, se retrasen los cambios?
Yo no creo. Tengo la impresión de que aquí también está germinando una nueva forma de entender la forma de hacer política. La reconfiguración de las instituciones políticas del país le va a dar protagonismo a los territorios y regiones que, obviamente, abstraerse de la demanda social, tratando de aplacarla, sería un error.
La derecha acusa que han sido marginados, que alcanzan consenso solo dentro de la izquierda.
Estamos cumpliendo con el mandato del texto legal de la Constitución vigente, que es tener acuerdos por dos tercios.
¿Pero no sería mejor si fueran más anchos?
Dos tercios implica 103 votos, que es un supra quórum muy exigente. Bajo el predicamento de la derecha, tendríamos normas para el 100%, es decir, 154 votantes, y eso claramente no es posible. La derecha perdió la batalla de las ideas, ese es el problema. No tiene propuesta de país.
La Convención ha visto una compleja convivencia de las coaliciones que conforman el gobierno. Ha sido difícil que el PC y el PS lleguen a un acuerdo. ¿Cuánto afecta al gobierno?
Yo no diría que golpea tan fuerte al gobierno. Somos fuerzas políticas que hemos tenido diferentes trayectorias en los últimos 40 años, que lograron ser parte de la Nueva Mayoría con vocación transformadora, pero también tenemos diferentes valoraciones de la institucionalidad. Al fin y al cabo, lo que prima es un compromiso común que haga viable la nueva Constitución. No tengo ninguna duda de que esta Constitución, en términos estratégicos, va a ser mejor que la actual.
Pero hay fricciones constantes en este modelo de dos coaliciones y un gobierno. ¿Qué proyección tienes de ese modelo?
Una vez que se levante la Convención Constituyente también habrá menos injerencia en el debate del gobierno.
Y si eso se borra, ¿debería cambiar ese diseño?
Claro, la política es muy dinámica. Por ahora, mantener este escenario es un hecho de la realidad.
¿Qué tan dañino es para esta convivencia que, frente al plebiscito de salida, senadores del PS, como Fidel Espinoza, digan que no están convencidos del visto bueno?
Sería un error histórico que el PS ceda ante algunos senadores y no se sume al Aprobatorio. Es impensable negarse a mantener la Constitución de Pinochet.
Y, en ese sentido, ¿espera que el PS tenga un pronunciamiento claro sobre el proceso?
El PS es principalmente para Aprobación. Independientemente de las voces de algún senador.
¿Cuánto daño hacen esas voces?
Sin duda generan titulares en los periódicos. Pero tengo claro que a los efectos de la voluntad popular lo que prevalece es la intención de cambio y el PS es un partido de reemplazo popular.
Ricardo Lagos dijo que si se rechaza, la Constitución que queda es la que lleva su firma. ¿Puede ser eso una excusa para el PS?
Estructuralmente, sigue siendo la misma Constitución subsidiaria y de Pinochet. Decir que el Rechazo no es tan malo porque sigue la Constitución con la reforma de 2005 es no ver la realidad.
Le convence el Aprobador, pero ha habido un repunte del Rechazo en las encuestas. El gobierno ha dicho que se debe a las incertidumbres de la ciudadanía. ¿Compartes eso?
Sí, responde esencialmente a la incertidumbre y al desconocimiento. También existen estudios que demuestran que la información a la que accede la mayoría de los ciudadanos es información falsa.
Si pierde la Aprobación, ¿qué camino deberían tomar?
No me pongo en esa hipótesis, sería un escenario muy malo. Los que buscan la tercera vía lo que pretenden es coartar la deliberación social, es un rechazo encubierto.
En cuanto a los transitorios, ¿cuándo debe terminar el Senado?
Vamos a decir nuestra posición cuando comience la comisión.
¿Compartes la idea de hacer un cambio rápido?
No, de ninguna manera un reinicio de todo el sistema. Eso no es realista. Hay que dar un debate con información clara, con cambios que respondan a las expectativas sociales.