Astrónomos captaron imagen de “La Mano de Dios” emergiendo de una nebulosa
Se ha revelado una extraordinaria captura visual en el cosmos, bautizada “La Mano de Dios”, que muestra un glóbulo cometario bajo la intensa influencia de la radiación de estrellas masivas. Esta imagen, del NOIRLab (Laboratorio Nacional de Investigación de Astronomía Óptica-Infrarroja), nos ofrece una impresionante vista de CG 4, situado aproximadamente a 1.300 años luz de distancia en la constelación de Puppis. Este fenómeno celeste ocurre en medio de la Nebulosa de las Gomas, una vasta región de gas brillante que los científicos consideran vestigios de una supernova ocurrida hace un millón de años, y que contiene decenas de estos glóbulos.
Evelin Meza Capcha
El glóbulo cometario CG 4, con su apariencia espectral y casi siniestra, es descrito por los investigadores como si fuera «una mano fantasmal… extendiéndose hacia el cosmos». Este cuerpo celeste, aunque de tamaño modesto, con una cabeza de sólo 1,5 años luz de diámetro y una cola que sobresale aproximadamente 8 años luz, representa los glóbulos de Bok. Estas formaciones se caracterizan por ser nubes de polvo y gas cósmico rodeadas de material ionizado, que, en determinadas condiciones, puede dispersar la luz de forma que dibuja largas colas que recuerdan a los cometas.
Este espectacular fenómeno no sólo llama la atención por su belleza, sino también por la ambivalencia de su existencia: “Lo que ayuda al cometa a hacerse visible para fotografiarlo es también lo que lo destruye”, revela el estudio de NOIRLab. La radiación estelar de las masas masivas vecinas, si bien facilita su observación al iluminarlas, también erosiona paulatinamente la cabeza del glóbulo y dispersa las partículas que dispersan la luz, planteando una paradoja fundamental en su observación y estudio.
Sin embargo, dentro de esta lucha contra la desintegración, CG 4 alberga un ciclo de creatividad estelar: los estudios indican que la “cabeza polvorienta de CG 4 contiene suficiente gas para impulsar la formación activa de varias estrellas nuevas del tamaño del Sol”. Este detalle no sólo añade un capítulo fascinante a la vida de estos glóbulos, sino que también amplía nuestra comprensión de la formación de estrellas en el universo.
La importancia de este descubrimiento radica en su capacidad para ofrecer información sobre los procesos de destrucción y creación dentro de la nebulosa en la que reside. La interacción entre la radiación de estrellas cercanas y glóbulos cometarios como CG 4 proporciona información valiosa sobre cómo estos cuerpos se disipan y cómo este proceso puede iniciar la formación de nuevas estrellas, convirtiéndose así en una ventana para observar el ciclo de vida. cósmico en su más pura expresión.
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