El nuevo mapa de poder de la izquierda: Convergencia social se convierte en el partido central y surgen dudas sobre el papel del PC

En enero, Convergencia Social (CS), el partido donde Gabriel Boric está activo, será la primera tienda en renovar su directorio luego de la segunda vuelta electoral. El acuerdo es para que surja una lista de consenso y se espera que el congresista Gonzalo Winter, principal coordinador del presidente electo Gabriel Boric, asuma el liderazgo de la comunidad.

La formación de la dirección del partido ancla del presidente electo será una de las primeras señales políticas de cómo se articulará el mapa de poder del nuevo partido gobernante de izquierda, que en el transcurso de 2022 también sufrirá procesos electorales internos. en los Comunes (en mayo) y en el Partido Comunista a finales de año.

Además de este cambio de directivas, la nueva coalición de gobierno podría verse estresada por la reasignación de roles de ciertos líderes (algunos de los cuales eventualmente pasarán al gobierno, como los diputados Giorgio Jackson y Camila Vallejo, dejando un vacío en el Congreso) y un reordenamiento de jerarquías debido al nuevo peso de la Convergencia Social y la CP.

Con tan solo tres años de existencia, el caso de Convergencia Social (fundado en 2018 tras la fusión de líderes de los antiguos colectivos Movimiento Autonomista, Izquierda Libertaria, Nueva Democracia y Socialismo y Libertad) tiene una vertiente histórica, ya que se convirtió en el partido más joven en llegar a La Moneda. El récord anterior lo ostentaba la DC, que llegó a la presidencia con Eduardo Frei Montalva, en 1964, siete años después de su fundación.

Algunos dirigentes del Frente Amplio creen que dada su condición de «partido del presidente», Convergencia Social (que eligió nueve diputados) debería tener una mayor responsabilidad en el gobierno y también en el Congreso, donde Apruebo la Dignidad estará en minoría.

Aunque el RD (que contará con ocho diputados y un senador) actuó siempre como el grupo hegemónico del Frente Amplio (de hecho, en 2017 sirvió de plataforma para la fallida candidatura presidencial de Beatriz Sánchez), en este nuevo período, algunos argumentan que habrá una transferencia natural de ese rol a la Convergencia Social.

La coalición gobernante sólo tendrá 37 diputados de 155 (equivalente al 23,8% de la Cámara) y cinco senadores de 50 (10% del Senado). Aunque eventualmente también podría sumarse Fabiola Campillai, quien compitió como independiente en la Región Metropolitana.

Los dirigentes que integraron el mando sostienen que el gran problema de Boric es que su plan de transformación es inviable si no vuelve a la llamada «política de acuerdos», modelo inaugurado por Patricio Aylwin (DC) y que ha sido especialmente despreciado por el Frente Amplio e incluso el propio presidente electo.

Para ello, argumentan que será crucial que sus parlamentarios más afines logren generar un clima de entendimiento y sepan actuar de manera persuasiva, incluso con legisladores de derecha.

En este contexto, Winter y Karol Cariola (PC) aparecen como los posibles encargados de esta tarea, en vista de que liderarán los grupos más grandes de la coalición y ambos son también cartas para presidir la Cámara.

A ellos se suman las diputadas Catalina Pérez (RD) y Camila Rojas (Comunes, una comunidad que contará con seis representantes), quienes también deben actuar como puentes entre los intereses de La Moneda y sus respectivos comités de partido.

La gran duda, desde el punto de vista del Parlamento, es si las direcciones de Winter, Cariola, Pérez y Rojas podrán mantener la disciplina de Aprobar Dignidad, dado que RD Giorgio Jackson y Miguel Crispi ya no estarán en el Congreso. , y los PC Camila Vallejo y Guillermo Teillier, quienes junto al propio Boric fueron factores ordenadores en sus banquillos y, al mismo tiempo, moderadores ante ciertas salidas del guión a posiciones más extremas.

En el caso de los comunistas (que eligieron 12 diputados y dos senadores), el papel de Cariola tampoco será fácil. El PJ vive una lucha oculta entre facciones, que podrían jugar contra el diputado.

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Aunque los senadores comunistas Daniel Núñez y Claudia Pascual posiblemente actúen en conjunto, dentro de las fuerzas de oposición se la ve como más moderada en sus posiciones.

El problema para los representantes del PC y los demás legisladores de Aprobar Dignidad en la Cámara Alta es que comenzarán su mandato en una posición muy minoritaria.

De hecho, ni siquiera han sido considerados en las primeras conversaciones para formar un pacto de gobernabilidad en el Senado, por lo que corren el riesgo de que sus postulados políticos tampoco pesen sobre los acuerdos de la corporación.

El banquillo de Aprobar Dignidad en la Cámara Alta también estará integrado por Juan Ignacio Latorre (RD), que viene del período anterior, y los dirigentes de la Federación Regional Social Verde (FREVS), Alejandra Sepúlveda y Esteban Velásquez.

El FREVS, cuyas raíces están integradas por exdirigentes de la extinta Concertación, contará también con dos diputados.

La participación de los comunistas dentro del gobierno también es un factor de incertidumbre.

Si bien existe interés en la tienda que dirige Guillermo Teillier por integrar ministerios sociales como Trabajo, Vivienda o Desarrollo Social, el partido aún no ha llegado a un acuerdo sobre cómo se integrarán a la nueva administración.

En sus 109 años de historia y en las tres ocasiones que han participado en un gobierno con ministros (con Gabriel González Videl, con Salvador Allende y en el segundo mandato de Michelle Bachelet) siempre han preferido roles secundarios, lo que les ha permitido tener cierta flexibilidad para distanciarse de decisiones que no comparten, especialmente en materia económica y de orden público.

«Con un pie en la calle y el otro en La Moneda» fue la tesis política que planteó el propio Teillier cuando se incorporó al segundo gobierno de Bachelet, esquema que algunos dirigentes comunistas esperan mantener. Su argumento es que la verdadera gobernanza, en su opinión, se jugará en la calle, donde el PC espera hacer su principal contribución a la administración bórica.

Sin embargo, entre los cercanos al presidente electo creen que inevitablemente el PC debe formar parte del comité político (el principal núcleo decisorio del gobierno), lo que implica, en ocasiones, tener que asumir los costos de gobernar.

Según algunos cercanos a Boric, la tarjeta ideal para incorporarse al «centro de gobierno» (concepto que se utiliza en la ciencia política para definir el ente de máxima resolución del Poder Ejecutivo) es la actual diputada Camila Vallejo, quien desde un punto político personal de vista y generacional se relaciona con el presidente electo.

Sin embargo, el Frente Amplio indica que no estaría del todo convencida de asumir una tarea eminentemente política en el Ejecutivo.

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